Un detector de presencia o movimiento tiene que ser capaz de cubrir los requisitos que se le exijan, dentro de los límites previstos y para las funciones que se le encomienden. Esto es muy sencillo, y su vez muy complicado si no definimos con claridad los límites exigidos al aparato. El comparador www.comparalux.es detalla qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir este tipo de dispositivos.
En primer lugar, hay que conocer el punto de instalación del detector, tanto en horizontal como en altura, en horizontal para poder determinar los alcances necesarios (tamaño del local o zona) y en altura porque dichos alcances dependen de la altura de colocación del detector, como hemos visto en el apartado anterior. Si no fijamos el punto de instalación del detector en el plano, no podemos determinar los alcances que se le exigirán y si no fijamos su altura de instalación no podremos saber si el aparato proporciona el alcance necesario. Podemos suponer diferentes puntos de colocación y alturas y comprobar si el detector tiene capacidad suficiente para reaccionar en la totalidad del local.
Otro aspecto muy importante es el del uso del local: no es lo mismo un lugar de paso que una oficina, ya que debemos tener claro el tipo de movimiento que el aparato debe de detectar. Para lugares de paso, será suficiente con tener sensibilidad ante movimientos frontales o transversales (según su colocación) en la zona supervisada. Para una oficina es necesario asegurar que el aparato tenga sensibilidad ante pequeños movimientos, al menos en las zonas en las que existan puestos de trabajo.
También es muy importante conocer si la utilización prevista es continua o de pequeña duración. En una escalera poco transitada, no necesitaremos un aparato con medición de luz constante, pero en un local que se supone que estará continuamente ocupado, será necesario un aparato con medición de luz constante para que pueda apagar la iluminación en caso de que haya luz natural suficiente, aún en el caso de que el local no haya quedado vacío. Otro caso particular es el de complementar al detector con un supervisor de “sonido” para aquellas ocasiones en las que por movimiento podría desactivarse la iluminación, pero que por sonido podemos detectar que todavía hay ocupación en el local y mantener la luz encendida.
Es además necesario conocer que es lo que se quiere controlar para elegir un aparato con el número de canales adecuados. Si sólo se va a controlar la iluminación, será suficiente con un aparato de un sólo canal, pero si queremos incluir la calefacción o cualquier otro sistema, habrá que añadir el número de canales necesarios.
Existen aparatos con diferentes formas de instalación: empotrados, de superficie, en pared, en techo y su elección será una combinación de su punto de colocación e incluso de parámetros estéticos. También existen aparatos que pueden integrase muy fácilmente dentro de una luminaria, y aparatos que por su tecnología (Ondas) pueden estar ocultos en las paredes.
Cada aparato tiene unas características determinadas de regulación, en particular de lo que considera como “luz suficiente” y parámetros de temporización para poceder al apagado de los sistemas que controle una vez que no detecta presencia. Hay que asegurarse de que el aparato cumpla con los requisitos que queramos exigirle.
Otro punto a tener en cuenta es la capacidad de ruptura del aparato. Normalmente el detector activa o desactiva el circuto correspondiente mediante un relé, que tiene unas determinadas capacidades de ruptura. Si sobrepasamos dichas capacidades, el aparato no será capaz de abrir o cerrar el circuíto e incluso acabaremos estropeándolo por sobrecarga. Cuando los aparatos enciendan o apaguen directamente el circuito de iluminación, es muy importante conocer la potencia y tipo de esta para comprobar que puede operar dentro de esos límites. Si la potencia es superior a la que el aparato es capaz de soportar, habrá que recurrir a mecanismos adicionales para controlar los circuitos (relés, contactores, etc.).
Debemos también saber si nuestro aparato va a estar integrado en algún sistema de control de iluminación (DALI, KNX, ect.), para elegir un aparato que pueda comunicarse con en el sistema correspondiente.
Por último ¿qué ocurre cuando el aparato no puede proporcionar el alcance necesario porque el área a supervisar es muy extensa? Para estos casos existen aparatos “maestros” a los que se conectan aparatos “esclavos”. El aparato maestro es el encargado de decidir sobre el encendido del sistema de iluminación (o aquellos que se le hayan encargado) y los aparatos esclavos amplían la zona de supervisión, controlando cada uno de ellos la zona incluida dentro de su alcance.
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